La frustración es comúnmente padecida por los docentes, los cuales desde el principio del ciclo escolar se preparan con las estrategias, que ellos creen adecuadas para que el contenido a impartir sea aprovechado al máximo por sus alumnos, y lograr así un aprendizaje significativo, sin embargo conforme pasan los días y las evaluaciones llegan, es frecuente observar que no todos los alumnos llevan el mismo porcentaje de aprendizaje, es aquí donde el docente empieza a experimentar este sentimiento.
Por su parte el alumno, la padece al sentir que el profesor y él hablan en idiomas distintos y por lo tanto no se pueden entender, o cuando el alumno sabe que se preparó de manera adecuada para presentar un examen y al momento de realizarlo, a causa del nerviosismo, no lo pudo resolver de manera adecuada.
Sólo existen dos maneras de reaccionar ante la frustración, la primera es dejarse llevar por el momento y explotar emocionalmente ante la situación que nos molesta; la otra es ocultar el enojo, guardar el sentimiento y controlar las reacciones, pero, ¿cuál es la reacción correcta o por lo menos la más recomendable para no afectar nuestra salud?
A partir de la década de 1970 empiezan a elaborarse las bases teóricas para explicar el desarrollo de la hipertensión arterial. Esta alteración involucra una serie de factores, desde el punto de vista psicológico, subjetivos emocionales y de estrés, los que habitualmente están presentes en el incremento de presión sanguínea, la cual es el resultado de factores genéticos y ambientales. La presión arterial consiste en una elevación crónica de la de la presión de la sangre en las arterias.
En 1986 estudios revelaron que existe una relación estrecha entre emociones negativas (enojo, ansiedad, frustración, depresión), y la hipertensión arterial[1], además otros estudios arrojaron evidencias de la asociación entre afectividad negativa y la hipertensión arterial[2].
Se ha señalado que el hipertenso es una persona que inhibe y controla constantemente sus reacciones emocionales, las cuales determinarían una activación cada vez más permanente de los mecanismos psicofisiológicos responsables del aumento de la tensión. Distintos estudios han encontrado que la ira inhibida llevaría a una mayor reactividad cardio vascular.
No obstante, hay trabajos como el Fragmingham Heart Study, que no apoyan esta asociación y manifiestan que la cólera expresada y altos niveles de características coléricas han sido relacionados con alta presión. La expresión de la ira ha sido asociada con el incremento de en el riesgo de enfermedad coronaria mortal.
Existen datos que muestran que la cólera es característica de los sujetos hipertensos[3], cólera hostilidad y agresión se han considerado por mucho tiempo como factores importantes en los problemas vasculares.
En base a estos datos se elaboro una investigación en la cual se utilizaron 102 personas, de las cuales, 35 eran normotensos cuyas edades iban desde los 31 a los 50 años de edad; 35 hipertensos esenciales leves con diagnostico cuyas edades oscilaban entre los 31 y 55 años de edad; e hipertensos esenciales leves sin diagnostico con edades entre los 29 y 55 años de edad. Del total del grupo de personas 69 informaron tener antecedentes familiares de hipertensión.
Todos los participantes eran de un nivel socioeconómico medio (empleados públicos, administrativos o docentes).
Los resultados arrojaron que los dos grupos de hipertensos con y sin diagnostico presentan en estados y rasgo de cólera, mayor puntaje que el grupo de individuos normotensos.
La totalidad de los sujetos hipertensos (con o sin diagnostico), también presentan mayores puntajes en cólera inhibida, resultados que coinciden con los obtenidos por diferentes investigadores.[4]
Como podemos observar y confirmar, todos los excesos son malos, si bien existen situaciones que nos orillan a reaccionar de manera inesperada, también existen formas de canalizar la frustración que llegamos a sentir en consecuencia de no lograr lo que queremos, ya lo dice el dicho “el que se enoja pierde”, pero como ya vimos, que el que NO se enoja también.
[1] Dimsdale y cols (1986)
[2] Sharma, Krishna y Spielberger (1996)
[3] Dimesdale y cols., 1986; Goldstein y cols., 1988, Johnson y Spielberger, 1992
[4] Johonson y Spielberger, 1992; Vogele y Steptoe, 1992; Goldstein y Shapiro, 2000.